viernes, 21 de agosto de 2015

era el primer atisbo de sonrisa.

no era un amor de primavera, que se hace cenizas con el calor del verano, ni se esfuma con la brisa de otoño, ni se hiela con el frío invernal. él era todos los pentagramas de mi canción favorita, que sonaba en la radio sin parar, y no quería que lo hiciera. él era una estatua que se levantaba al alba y caía en la noche. él era el edificio más alto e inancazable. él era las en punto, las y media y las menos cuarto, porque podrías perderte en él y en todo lo que albergaba/sin necesidad de tiempo. él era el olor a libro y nuevo y a chocolate caliente. él era el clima más agradable y el menos pegajoso.
él era la última bajada en una montaña rusa, cuando ya nada importa. él era mi acorde favorito, la única foto en un cocho varcío, y las ganas de saltar a la piscina.
pero sobretodo eran mis ganas de seguir con la escritura, y puede que por eso, hace tiempo que no escriba.

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