domingo, 19 de octubre de 2014

Los ojos tan negros y los labios tan rojos.

Todos mis textos los escribo a color, en una hoja de papel cualquiera (como si no fueran importantes aunque sean cachitos de mi) porque entre el blanco y negro me pierdo, y acabo en la monotona vida que llevo, y si escribo no es para otra cosa, que para escapar y ser alguien distinto, a una adolescente sin color, con mucho dentro y nada fuera. Con el cerebro lleno y la mirada tan vacía, con todos los sueños más esperados recopilados en distintos fragmentos de mi vida y la sonrisa más oscura puesta, y que por dentro sigue estallando en colores, aunque casi toda ella siga sin color.

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